Ave.
Las acuñaciones
correspondientes al monedero Q Pomponio Musa consisten en diez tipos
diferentes, representando a Hércules y las Musas, por lo que probablemente tuvo
una tirada importante. Es en efecto la serie más extensa producida por un único
monedero de entre las acuñaciones republicanas.
El estilo es
excelente, con unos cuños grabados por abridores expertos. La representación de
Hércules Musagetes y las nueve Musas
hace sin duda referencia al cognomen
del monedero, como veremos más adelante.
Denarios
Q Pomponius Musa © Goldberg; Gemini; Hess Divo; Hess Divo; Ray Benzal Martínez;
Roma Numismatics; Jean Elsen; Ray Benzal Martínez; Roma Numismatics; Gemini
La representación de
las musas en este contexto se relaciona además con las estatuas que llegaron de la ciudad de Ambracia, en Épiro,
en su día capital real de Pirro. Tras ser sitiada, Ambracia se rindió bajo
tratado ante el cónsul Fulvio Nobilior en 189 aC, quien envió los tesoros de la
ciudad a Roma. Nos cuenta Livio que de regreso de Etolia y Cefalonia, Fulvio
Nobilior se reunió con el Senado en el templo de Apolo, pidiendo un triunfo por
sus victorias y para honrar a los dioses. El cónsul M. Lépido, enemigo
declarado de Nobilior, trató de posponer el triunfo hasta su regreso a través
del veto del tribuno de la plebe M. Albutio, pero al final, tras protestas de
la mayoría de senadores al tribuno este no vetó la proposición y el triunfo se
pudo realizar el 23 de diciembre de 187 aC, donde mostró en procesión dos
coronas de oro colocadas frente a su carro, cada una de ellas pesando 112
libras (unos 50 kg), 1 083 libras de plata (casi media tonelada), 243 de oro
(aprox. 110 kg), 118 000 tetradracmas áticas, 12 422 “filipos”, además de 780
estatuas de bronces y 220 de mármol, entre las que se supone iban las de las
Musas. (1)
Livio narra la
conquista de Ambracia por parte de Nobilior:
“(…) Nobilior había llegado a Grecia con su
ejército. Los etolios suplicaron a Rodas y Atenas que enviaran delegados a Roma
para así, con el apoyo de estas naciones aliadas, sus peticiones, denegadas con
anterioridad, encontraran la aprobación del Senado. Enviaron sus propios delegados
a Roma como última solución, cuando M. Fulvio ya había llegado con su ejército
a Apolonia, y mientras consultaba con los líderes de Épiro dónde empezar la
campaña. Le sugirieron que comenzara en Ambracia, que por aquel entonces ya se
había unido a la liga etólica; si los aliados la apoyaban, el campo abierto les
favorecía, y si no, el sitio no sería muy complicado por los numerosos
materiales disponibles en las cercanías.
Mapa
de Épiro (s. IV aC) © Megistias (Wikipedia)
Pero cuando el cónsul llegó a Ambracia,
comprendió que el sitio sería en realidad más complicado, ya que estaba en una
roca escarpada y bien protegida por el río Aretho y por fuertes murallas de más
de cuatro millas de longitud. Fulvio construyó dos campamentos conectados por
rampa y foso, cerrando todo paso dentro y fuera de la ciudad. Cuando estas
noticias llegaron a la liga etólica, se reunieron en Estrato, bajo la dirección
de su capitán general Nicandro. Primero consideraron un ataque inminente, pero
al saber de las posiciones romanas decidieron dividir sus fuerzas: Eupolemo,
con una fuerza de infantería de mil hombres consiguió entrar en la ciudad por
una zona todavía no cubierta por los romanos. Nicandro consideró un ataque
nocturno, pero luego se retiró y en su lugar arrasó la región de Acarnania.
Nobilior empezó entonces el asalto por cinco
sitios distintos. Al principio, ante la fuerte embestida, los habitantes de
Ambracia quedaron muy consternados, pero al ver que sus murallas resistían
devolvieron el ataque lanzando todo tipo de objetos y rocas desde la ciudad.
Nicandro, que por entonces había vuelto de sus correrías por Acarnania, ideó un
ataque doble nocturno desde su posición y con un contingente de medio millar de
hombres bajo su mando que pretendía introducir en la ciudad. Pero el ataque no
tuvo éxito, porque si bien Nicandro consiguió introducirse en la ciudad, su
ataque no estuvo correspondido por el ataque externo a mando de uno de sus
comandantes.
El ataque romano, concentrado en tres lugares
de la zona llamada del Pirro, tuvo sus idas y venidas, con pequeños avances y
también pequeñas resistencias exitosas por parte de ambos bandos. A partir de
entonces los habitantes de la ciudad fueron mucho más pasivos, no perpetrando
más ataques externos.
Los romanos rompieron las murallas en varios
lugares, pero no fueron capaces de entrar en la ciudad, ya que los ciudadanos
de Ambracia construían una nueva rápidamente y la defendían pertrechados de
armas. Viendo el poco avance, el cónsul decidió excavar un túnel, que pasó
desapercibido durante largo tiempo, hasta que los sitiados se percataron e
iniciaron una trinchera para impedir su paso, iniciándose así una batalla en la
oscuridad del túnel. Los ambracios consiguieron contener este ataque mediante
un método muy innovador, abriendo pequeños agujeros en barriles de madera
llenos de plumas e insertados con tubos de hierro, por donde colocaron largas
lanzas; acto seguido incendiaron las plumas, consiguiendo una fuerte humareda
dentro del túnel que ningún hombre podía soportar.
Los etolios, conscientes del sitio, de la
gran flota romana y del ataque macedonio en otras partes de su territorio,
decidieron negociar con los romanos, pidiendo clemencia por una ciudad que
había sido aliada en el pasado, a lo que el cónsul respondió que muchas veces
habían solicitado la paz y en pocas de ellas se habían mostrado dispuestos a
respetarla. Pidió que rindieran todas sus armas y caballos, y pagaran mil
talentos, además de a partir de entonces compartir amigos y enemigos con Roma.
Base
con inscripción de Marco Fulvio Nobilior. Centrale Montemartini. Musei
Capitolini, Roma. © O. Lyubimova
Los enviados consideraron estos términos muy
onerosos, y decidieron no dar una respuesta inmediata, pero a su vuelta fueron
atacados por otras fuerzas con las que también estaban en guerra, y hubo
sucesivos intentos de llegar a un acuerdo, especialmente con los habitantes de
Ambracia, hasta el punto que el cónsul
acordó el salvo conducto de uno de los negociadores para que entrase en la
ciudad. Después de acordar la marcha de las tropas auxiliares, los ambracios
abrieron las puertas de la ciudad bajo el siguiente acuerdo: medio millar de
talentos eubeos, y los prisioneros y refugiados devueltos a los romanos. Aún
siendo unas condiciones mucho más magnánimas que las anteriores, se reunieron
en consejo, y si bien estaban devastados por tener que aceptarlas, convinieron
que era la única solución. Le entregaron además al cónsul una corona de oro de
150 libras de peso, estatuas de bronce y mármol, y pinturas que habían adornado
el palacio real de Pirro. Finalmente se permitió que una delegación partiera
hacia Roma, donde se ratificó el acuerdo. (2)
El poeta Ennio,
viajó con Nobilior y escribió una obra sobre la captura de Ambracia, como
refiere Cicerón: “Nobilior, acompañado
por Ennio, no hesitó en dedicar el botín de Marte a las Musas. Porque en una
ciudad donde los generales, prácticamente en armas, han mostrado sus respetos
hacia el nombre de los poetas y el templo de las Musas, estos jueces ataviados
de paz no deben actuar de manera inconsistente con el honor de las Musas y la
seguridad de los poetas”. (3)
Marabini Moevs
considera que fue el poeta Ennio quien descubrió las estatuas de las Musas, y
las entregó a Nobilior para que, en el recinto sagrado de Hércules transformado
en Museo, y en medio del fervor renovador en las edificaciones de Campo Marcio,
fuese el símbolo de una nueva alianza entre la civilización helénica y las
venerables tradiciones romanas. (4)
Nobilitor depositó para su salvaguarda, en el templo de Hércules y las Musas, una copia de los Fasti que él mismo había escrito. (5)
El monedero, Q.
Pomponio Musa, solo es conocido a través de estas acuñaciones, no encontrando
conexión entre el cognomen Musa y la gens
Pomponia antes del imperio.
En la leyenda MVSA
encontramos un símbolo o acento, apex,
denotando que la vocal es larga. Toma distintas formas, que Cavedoni (6)
identifica con el acento de la palabra griega Mousa, indicando que debe ser el acento circunflejo en la palabra latina al
serlo en la griega, además de por tener la primera sílaba larga y la segunda
corta. El acento desaparece en MVSARVM a tenor de las mismas reglas, siendo en
este caso agudo y cayendo en la A de la penúltima sílaba. Se encuentra de varias formas en
inscripciones a partir de Sila en la segunda mitad del s. III aC. (7)
Varios epígrafes
corroboran la existencia del cognomen
Musa, como una gran base encontrada en Velletri: Q POM / MVSAE / COS, referente
a un cónsul de época imperial sin duda descendiente de nuestro triunviro. O en
una teja existente en el palacio Copponi de Roma: EX P(raediis) Q(uinti) POMPONI
MVSSES / IVLIAES M(o)NILES / FIGLINIS
FECIT MO(destus). Y finalmente en una
tabla marmórea, referente a una mujer de esta casa: POMPONIA MVSA FECIT / Q
LVSIO FAVSTO CONIVGI / BENEMERENTI DE SE ET / SIBI ET SVIS LIBERTIS /
LIBERTABVSQVE POSTE / RISQVE EORUM. (8)
Cohen indica que la
familia Pomponia descendía del rey Numa Pompilio. (9) En efecto, se identificaban
como una antigua familia cuyos ancestros se remontaban a Pompo, hijo de Numa.
Una moneda de Lucio Pomponio Molo muestra esta ascendencia con Numa Pompilio
sacrificando una cabra en un altar.
L.
Pomponius Molo. Roma, 97 aC. Denario, 4.11g. A/ Apolo, R/ Numa Pompilio
sacrificando. RRC 334/1. NAC 54, 195. © NAC AG.
El cognomen Musa no aparece en la familia
hasta nuestras monedas. La referencia de nuestro monedero a las diez estatuas
del templo de Hércules Musarum sugiere que la familia no lo utilizó hasta algún
tiempo posterior a la dedicación de Fulvio. Cuando el mismo traslada el altar,
le da la oportunidad a los Pompilios de acreditarse el hecho, reclamando que
fue Numa Pompilio el primero en dedicar el templo a las Musas. (10)
La gens Pomponia era
en realidad de origen plebeyo, como demuestran los muchos tribunos de la plebe
que pertenecieron a la misma. Encontramos en sus acuñaciones tres cognomen: Molo, Musa (ambos ilustrados
arriba) y Rufus:
Q.
Pomponius Rufus. Roma, 70 aC. Denario, 3.76g. A/ Júpiter, R/ Águila. RRC 334/1.
Nomos 1, 133. © Nomos AG.
Como hemos
comentado, es posible que estas monedas reproduzcan en detalle las estatuas de
Hércules y las nueve Musas que Fulvio Nobilior colocó en el templo erigido por
él mismo en el Circo Flaminio cuando era censor en 179 aC. Se piensa que adornó
el templo con pinturas y estatuas traídas de Grecia tras su conquista tan
detalladamente relatada por Livio.
Comenta Marabini
Moevs que ningún escritor clásico ha dejado escrito que una estatua de Hércules
viajara a Roma con el grupo de las musas, quizá debido a que la asociación del
conjunto hacía la puntualización innecesaria. (11)
Hércules, líder del
coro, tiene un tipo especial de anverso, con Apolo diademado y tirabuzones en
el pelo, parecido a las acuñaciones de L. Piso L.f. L.n. Frugi:
L.
Calpurnius Piso L.f. L.n. Frugi. Roma, 90 aC. Denario, 3.81g. A/ Apolo, R/ Jinete.
RRC 340/1. ACR 6, 590. © ACR Auctions s.r.l.
y de C. Piso L.f. Frugi:
C.
Piso L.f. Frugi. Roma, 67 aC. Denario, 3.45g. A/ Apolo, R/ Jinete. RRC 408/1b.
Colección VENVS.
© Ray Benzal Martínez
La cabeza de Apolo
en el resto de tipos, con representaciones de las Musas en reverso, es
diferente. Aparece laureado, con el pelo hacia atrás, portando un ornamento
cerca de la oreja, similar al de Fortuna en el tipo II de las monedas de M.
Plaetorio Cestiano, a las que se asemeja
también en manufactura y estilo. (12)
M.
Plaetorius M.f. Cestianus. Roma, 69 aC. Denario, 3.89g. A/ Fortuna (?), R/ Sors.
RRC 405/2. G&M 164, 327. © Gorny & Mosch GmbH
Hércules, como líder
del coro, se representa en las acuñaciones de Pomponio Musa tocando la lira, y
las nueve Musas se muestran con sus respectivos atributos: Calíope, musa de la
poesía épica, canta y toca la lira; Clío, musa de la historia, lee un pergamino
abierto; Erato, musa de la poesía erótica, toca la lira; Euterpe, musa de la
poesía lírica, sostiene dos flautas (tibiae);
Melpómene, musa de la tragedia, sostiene una máscara y una maza; Polimnia, musa
de la retórica, se presenta en actitud pensativa; Terpsícore, musa de la danza,
sostiene plectro y lira; Talía, musa de la comedia, sostiene una máscara, y a
veces también un bastón de pastor o pedum;
y Urania, musa de la astronomía, toca un globo celeste con una varita. (13)
Para Homero, las
Musas eran un grupo único y no se preocupaba de distinguirlas, así en el primer
libro de la Ilíada (vs.601-4): “Todo el
día, hasta la puesta del sol, celebraron el festín; y nadie careció de su
respectiva porción, ni faltó la hermosa cítara que tañía Apolo, ni las Musas
que con linda voz cantaban alternando.” (14)
Platón, en su Fedro
(15), pone en boca de Sócrates una descripción de alguna de ellas: “el amor de Terpsícore por los bailarines; de
Erato por los amantes; y de las otras musas, Calíope la mayor, seguida por
Urania, a su lado, y por los filósofos”.
La mousiké, el arte de las Musas,
comprendía la música, la poesía y la danza, e impregnaba todo el mundo griego y
romano, desempeñando un rol muy importante tanto en actos públicos como
privados (16).
La Biblioteca
mitológica, atribuida erróneamente a Apolodoro de Atenas, nos indica que Zeus y
Mnemósine, la Memoria, engendraron a las Musas; la primera en nacer fue Calíope,
y acto seguido Clío, Melpómene, Euterpe, Erato, Terpsícore, Urania, Talía y
finalmente Polimnia. (17)
Hesíodo, en su
Teogonía, confirma que las Musas, a las cuales el monte Helicón es sagrado,
eran hijas de Júpiter y Mnemósine: “Tras
yacer con ella durante nueve noches, al tiempo nacieron nueve jóvenes de igual
pensamiento, interesadas solo por el canto y con un corazón exento de dolores
en el pecho.” (18)
También Diodoro
Sículo, historiador griego del s.I aC, nos comenta que la mayoría de los
escritores clásicos de mitos, sobre todo los más estimados, dicen que eran
hijas de Júpiter y Mnemósine, pero que alguno de los poetas, entre ellos
Alcman, las declaran hijas de Urano y Ge, el cielo y la tierra. Asimismo, no se
ponen de acuerdo sobre el número; algunos cuentan tres y otros nueve. Este
último es el número que ha prevalecido, establecido por los hombres más
famosos, como Homero, Hesíodo y otros poetas.
A cada una de ellas
atribuyen los hombres una habilidad artística, como poesía, canto, danza
pantomima o coral, astronomía y otras. Muchos escritores clásicos las creen
vírgenes, ya que la excelencia obtenida mediante su educación parece
incorrupta.
Se las llama Musas a
partir de la palabra muein, es decir
la esencia de materias nobles, desconocidas para los incultos. Dicen que los
hombres las llamaron dándole un significado literal a su nombre. Clío recibe su
nombre porque cuando los hombres se ensalzan con la poesía los elogios
confieren gran fama (kleos); Euterpe
recibe el suyo por deleitar (terpein)
a sus oyentes con las ventajas de la educación; Talía porque aquellos
ensalzados por la poesía viven y florecen (thallein)
por mucho tiempo; Melpómene por sus melodías (melodia), con las que conmueve el alma de los oyentes; Terpsícore
porque deleita (terpein), al igual
que Euterpe; Erato porque convierte a los educados en deseables y amados (eperastos); Polimnia porque con sus
grandes (polle) elogios (humnesis) hace famoso a quien ha
conseguido reputación inmortal por sus escritos; Urania porque sube a los
cielos (ouranos) a aquellos
instruidos por ella, porque con pensamientos elevados e ideas las almas se
elevan a alturas celestiales; y Calíope por su voz (ops) preciosa (kale), es
decir, con la belleza de su lenguaje gana el favor de sus oyentes. (19)
El autor
antiguamente identificado como Apolodoro de Atenas y ahora identificado con el
nombre de Pseudo-Apolodoro, nos comenta sobre las Musas:
“Zeus, con la Memoria (Mnemosyne), tuvo las
Musas, primero Calíope, luego Clío, Melpómene, Euterpe, Erato, Terpsícore,
Urania, Talía y Polimnia.
Calíope tuvo un hijo de Eagro, o quizás
Apolo, llamado Linus, al que Hércules mató; y otro hijo, Orfeo, un juglar que
con su canto movía piedras y árboles. Clío se enamoró de Píero, hijo de Magnes,
como consecuencia de la ira de Afrodita, de quien se había burlado por su amor
a Adonis, y con él tuvo un hijo, Jacinto, por quien Tamiris, hijo de Filamón y
la ninfa Argíope, estuvo completamente apasionado, siendo el primero que se
enamoró de un varón. Pero después Apolo se enamoró de Jacinto y lo mató
involuntariamente. Y Tamiris, que tenía una voz y una belleza excelsas,
participó en un concurso musical con las Musas, con el acuerdo que, si ganaba,
las disfrutaría a todas ellas, pero que si perdía se le privaría de cualquier
cosa que las Musas consideraran. Cuando estas ganaron, le quitaron tanto su voz
como sus ojos. Euterpe tuvo un hijo del río Estrimón, llamado Rhesus, a quien
Diomedes mató en Troya, aunque algunos cuentan que su madre fue Calíope. (20)
La mitología griega
nos indica el origen de la lira y su asociación con Apolo. Hermes, después de
robar una manada de bueyes a su hermano Apolo, consiguió aplacar su ira al regalarle
la lira que acababa de fabricar con un caparazón de tortuga. Con este hecho,
Hermes no solo consiguió quedarse con la manada, sino que obtuvo de Apolo el
caduceo de oro que a partir de entonces fue su atributo principal.
La lira se reconoce
por la forma característica de su caja de resonancia, constituida por el
caparazón de tortuga (chelys) sobre
el que se estiraba una piel bovina para formar la caja armónica. Dos brazos
ligeramente arqueados, partiendo de la caja, sostenían un palo transversal para
las cuerdas; estas, de tres a siete, eran de tripa retorcida y se fijaban a la
extremidad inferior, sostenidas por un puente. Se tocaba normalmente con
plectro, y por su sonoridad limitada su uso quedaba para espacios cerrados.
Lira
griega © blog Ciencias Soci@les
La cítara, hecha de
madera, podía alcanzar dimensiones considerables. El elemento diferenciador con
la lira eran los brazos, extensiones de la caja armónica. El sistema de cuerdas
era parecido al de la lira. Sus mayores dimensiones le daban una sonoridad
mucho mayor, por lo que era un instrumento empleado por músicos profesionales
en servicios públicos. (21)
Cítara
(reconstrucción). Museo della Civiltà Romana, Roma. © blog Almendron (Miguel
Moliné Ecalona)
En nuestro caso,
podemos ver a Calíope que toca la cítara apoyada en una columna. Terpsícore,
con plectro bien visible, toca lira o cítara, no es posible distinguir entre
ambas, demostrando que aun siendo distintos, asumen en numerosas
representaciones musicales el mismo significado y valor simbólico. (22)
En relación al
plectro, escribe Virgilio sobre Orfeo: Necnon
Threicius longa cum veste sacerdos / Obloquitur numeris septem discrimina
vocum: / Jamque eadem digitis, jam pectine pulsat eburno. (Ahí Orfeo también,
el sacerdote de Tracia de larga túnica / acompaña sus voces con la escala de
siete notas: / tocando ahora con los dedos, ahora con el plectro de marfil). (23).
Tanto Eckhel (24)
como Borghesi (25) realizan un análisis muy detallado de todas las piezas y sus
correspondientes musas, con este último recopilando los intentos de
identificación, fructuosos o no, de anteriores estudiosos. Eckhel interpreta la
cabeza como de Mnemósine, la Memoria, madre y Musas. (26)
Gemini, subasta II, lote 252 © Gemini Numismatic Auctions, LLC
Denario, 3.82g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, llave.
Rev./ Calíope estante
a d., tocando la cítara apoyada en una columna; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/2b
Esta musa también
aparece en una moneda de Probo con leyenda CALLIOPE AVG:
Probo.
Siscia, 277-8 dC. Antoniniano, 3.65g. Lanz,
159, 573 © Numismatik Lanz
Siendo esta la musa
de la poesía épica, y la que toca durante más tiempo la cítara, será la que
tenga más necesidad de apoyarla en una columna para no cansarse, y asimismo
necesitará la llave más a menudo.
Calíope.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
Hess Divo, subasta 317, lote 695 © Hess Divo AG
Denario, 4.10g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, pergamino.
Rev./ Clío estante a
i. leyendo pergamino, con brazo apoyado en columna; a ambos lados, Q POMPONI
MVSA.
RRC 410/3
Clío.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © M-L Nguyen
(Wikipedia)
Hess Divo, subasta 314, lote 1390 © Hess Divo AG
Denario, 3.76g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, cetro.
Rev./ Melpómene, con
cabeza cubierta por piel de león, estante de frente, con túnica larga y encima
una más corta o péplum, parazonium al lado, y sosteniendo maza y
máscara trágica; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/4
Melpómene.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
Sabemos por Pollux
(27) que la piel de león era un atributo trágico junto al cetro, que también
nos comenta Ovidio asignándolo directamente a la Tragedia: venit et ingenti violenta Tragoedia passu: / fronte comae torva, palla
iacebat humi; / laeva manus sceptrum late regale movebat. (Vino la diosa de
las escenas trágicas / la frente severa, ahogada en rizos / la mano extendida
moviendo un cetro). (28)
Colección VENVS © Ray Benzal Martínez
Denario, 3.88g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, dos tibias cruzadas.
Rev./ Euterpe
estante a d. Sosteniendo dos tibias y apoyada en columna; a ambos lados, Q
POMPONI MVSA.
RRC 410/5
Horacio escribió: si neque tibias / Euterpe cohibet nec Polyhymnia / Lesboum refugit tendere
barbiton. (El aliento de Euterpe no teme la flauta / ni es Polimnia reacia
a acordar / la lira de Lesbos). (29)
Euterpe.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Dimitar Denev
(Wikipedia)
Las tibias eran el
instrumento de viento más extendido en el mundo romano, parecido al aulos griego, y debían su nombre al
estar hechas de hueso, si bien más tarde también se empleó el marfil, la madera
y el bronce. La forma en plural de su nombre deriva de la costumbre de tocar
dos a la vez. Los que las tocaban, denominados tibicines, tenían su propio colegio, fundado en tiempos de Numa
Pompilio. (30)
Tibia
(reconstrucción). Museo della Civiltà Romana, Roma. © blog Almendron (Miguel
Moliné Ecalona)
La representación de
estos instrumentos es tan simple y esquemática que se resuelve en un par de
líneas paralelas sin mostrar las características formales del instrumento. (31)
Roma Numismatics, subasta 9, lote 542 © Roma Numismatics Ltd.
Denario, 3.67g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, flor (¿plectro?).
Rev./ Erato estante
de frente, tocando cítara con plectro; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/6
Erato.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
Erato es la más rara
con diferencia, algo que sigue sin tener una explicación fidedigna. (32)
Elsen, subasta 117, lote 298 © Jean Elsen & ses fils, sa
Denario, 3.91g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza laureada
de Apolo a d.; detrás, tortuga.
Rev./ Terpsícore
estante a d., tocando lira o cítara con plectro; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/7a
Terpsícore.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
En anverso se
presentan dos tipos, siendo la única de la serie que presenta más de uno –
tortuga, como hemos visto arriba, y una flor, como se la considera en la mayoría
de la literatura moderna. Mientras en el primer motivo se distingue claramente
la lira, con caja redonda y curvatura en los brazos, en el segundo caso pudiera
ser una cítara, pero no queda suficientemente claro en ninguna pieza, y en la
actualidad depende de la catalogación que le den estudiosos o casas de
subastas. (33)
NAC, subasta 46, lote 390 © NAC AG
Denario, 4.05g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, flor.
Rev./ Terpsícore
estante a d., tocando cítara o lira con plectro; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/7b
Borghesi (34) en
cambio identifica dos tibias una dentro de la otra, ya que antiguamente había
quien atribuía a Terpsícore tanto la invención de la cítara como la de las
tibias; Borghesi indica como una prueba más esta asociación debido a que
Terpsícore era también la musa de la danza, de cuyo origen nos indica Ateneo de
Náucratis, citando a Teofrasto, que es debido a Andrón de Catania, flautista y
primera persona que realizó movimientos rítmicos al compás de la música mientras
tocaba la flauta. (35)
En un reciente
estudio, Davis (36) discute la asociación que hace Crawford de ambos símbolos
con una misma Musa, hecho que solo parece ocurrir con Terpsícore, con la única
explicación que ambos reversos son similares. Davis indica que a pesar de
similitudes en la pose, el instrumento musical presente en ambos casos es un
hecho diferencial: en la dupla Terpsícore/flor el instrumento tiene una base
plana con las cuerdas alcanzando su límite, es decir, se trata de una cítara. En
las piezas con Terpsícore/tortuga, el instrumento tiene una caja sonora redonda
situada por debajo de las cuerdas, es decir, una lira. Con estos datos el autor
concluye que en aquellas piezas con la flor, se trata en realidad de Erato. De
esta manera tenemos nueve símbolos con nueve musas, sin ninguna
compartiéndolos. En la continuación de su interesante estudio, Davis (37) no
comenta la historia de este error en la interpretación de los símbolos, con
únicamente los trabajos del Almirante Smyth en el s.XIX y el Banti de 1980 los
que distinguen estas dos piezas.
Un mosaico en el
suelo del castillo de Rodas muestra claramente la diferenciación entre lira y
cítara asociada a dos musas distintas.
Mosaico
de las Musas (proveniente de la isla de Cos). Salón del Trono, Palacio del Gran
Maestre de los Caballeros de Rodas. © Anastasios Fakinos (Flickr)
Colección VENVS © Ray Benzal Martínez
Denario, 3.87g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, estrella.
Rev./ Urania estante
a i., tocando con una vara geométrica un globo sobre trípode; a ambos lados, Q
POMPONI MVSA.
RRC 410/8
Urania.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
NAC, subasta 29, lote 356 © NAC AG
Denario, 3.98g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, sandalia.
Rev./ Talía estante
a i., sosteniendo máscara cómica y bastón (pedum),
mientras reposa en columna; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/9a
Talía.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
Existe una variante
donde Talía aparece sin bastón:
Roma Numismatics, subasta 5, lote 571 © Roma Numismatics Ltd.
Denario, 3.77g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, sandalia.
Rev./ Talía estante
a i., sosteniendo máscara cómica, mientras reposa en columna; a ambos lados, Q
POMPONI MVSA.
RRC 410/9b
Gemini, subasta II, lote 253 © Gemini Numismatic Auctions, LLC
Denario, 3.88g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; detrás, corona.
Rev./ Polimnia
estante de frente, portando corona, con cintas cayéndole sobre la espalda, completamente
envuelta en el imation, del que
sobresale una rica túnica (38); a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
RRC 410/10
Esta es la única
musa sin símbolo distintivo, musa de la memoria, las fábulas y el arte
pantomímico, la musa tácita y silenciosa por antonomasia.
Polimnia.
Mármol, s.II dC. Museo Pío-Clementino, Museos Vaticanos. © Jastrow (Wikipedia)
La serie se
completa, desde nuestro punto de vista centrado en las Musas, ya que como líder
del coro la de Hércules bien pudo ser la primera, con el denario de Apolo y
Hércules.
Goldberg, subasta 80, lote 3042 © Goldberg Coins & Collectibles, Inc.
Denario, 4.01g.
Roma, 56 aC.
Anv./ Cabeza
laureada de Apolo a d.; ; a ambos lados, Q POMPONI MVSA.
Rev./ Hércules
tocado con cabeza de león y tocando la lira; delante, en el suelo, maza; a
ambos lados, HERCVLES MVSARVM.
RRC 410/1
El Apolo que aparece
como anverso de las distintas Musas presenta una cabellera ligera y abultada,
decorada con una fina corona de laurel y bayas, con una rosa de perlas adaptada
a la oreja, simulando un pendiente. (39)
Haciendo una
comparación estilística del cabello en anverso y reverso, Harlan (40) considera
que el primero no representa a Apolo, sino a cada una de las Musas, ya que
presentan el mismo peinado en reverso. Asimismo comenta que las cabezas de cada
musa no se diferencian en ninguna de las nueve, debido a que eran hermanas de
idéntica mente.
Aunque Apolo aparece
en anverso, no lo hace en el rol de Musagetes, líder de las Musas. Ese rol lo
ocupa Hércules, algo raro en el héroe griego, apareciendo desnudo y tocado con
la piel de león en una estatua, tocando la lira y con su maza en el suelo.
El héroe mitológico
llamado Alcides recibió el nombre de Hércules, o Heracles, de los pythia de Delfos. Hijo de Júpiter y una
mortal, Alemena, el odio que Juno le tenía lo puso en el camino de innumerables
peligros desde la cuna. (41)
Hércules había sido
educado en la conducción de carros por Anfitrión, en la lucha por Autólico, en
la esgrima por Cástor, y en la música por Lino, hermano de Orfeo, ambos
considerados hijos de Urania o Calíope. En una ocasión, tras una mala
actuación, Linus golpeó a Hércules, que respondió matándolo a golpes de lira.
Alarmado por este temperamento violento, Anfitrión lo envió al campo a cuidar
ganado, donde Hércules mató su primer león, en lo que fue el comienzo de una
afamada carrera heroica, si bien no musical. (42)
Aún así, imágenes
del Hércules músico (Heracles mousikos)
ya habían aparecido en vasos griegos a
finales del s.VI aC, portando lira, cítara o flauta. Se encuentra a menudo
estante en un podio con la diosa Atenea cerca, sugiriendo que está en un
concurso musical. Esta imagen pierde fuerza a partir del s. V aC, para revivir
durante la época helenística y en el periodo de dominación romana de Grecia.
Jarra
griega estilo arcaico (finales s.VI aC) con figuras negras de Hércules músico y
Atenea. Phoenix Ancient Art, 18681 © Phoenix Ancient Art S.A.
Hércules Musagetes,
o director de las Musas, como era conocido en Grecia, y su culto se ha asociado
al que se hacía a las nueve diosas vírgenes. Que estuvieran bajo la protección
de Hércules puede indicar que el cultivo de gloria personal quedaba bien
guardado por la fuerza y la valentía, y que el genio heroico de Hércules solo
podía ser alabado a través de la magia de las Musas. (43) Los ludi plebei le estaban dedicados. (44)
Para interpretar la
aparición de Apolo en esta serie tenemos que retrotraernos a la emisión de
Lucio Pomponio Molo vista anteriormente (RRC 334/1). En reverso aparece Numa
Pompilio, el rey que había reorganizado los cultos de Roma, en el acto de
sacrificar una cabra a Apolo, descubiertos, según el rito griego, sosteniendo
lituo y tocando el altar con su mano derecha.
Esta representación
es anacrónica, ya que la introducción del culto a Apolo no puede situarse en una
época anterior a la Segunda Guerra Púnica. Lo más probable es que el ciudadano
medio romano no conociera la existencia de esta divinidad helénica con
anterioridad al 217 aC, año en que Apolo aparece, con otras once divinidades,
en un solemne lectisternio y en el que el Oráculo de Delfos, consultado por los
romanos, aconseja ofrendas e impone una mayor rigidez moral en el vestuario.
Pero la suerte del culto a Apolo – que lo llevaría a representar el dios común
a todas las gentes del imperio, en contraposición a Júpiter, romano y lacial -,
se remonta a la crisis de confianza en los antiguos usos religiosos que golpeó
los ánimos romanos tras la derrota de Cannae. Debido a que los sacrificadores y
los adivinos pululaban por doquier, ejercitando en público ritos y cultos
extraños a los usos religiosos conocidos, el Senado tuvo que intervenir
encargando al pretor urbano M. Aemilio el liberar al pueblo de estas
supersticiones. El pretor, con un edicto en 213 aC, impuso la entrega de todos
los escritos que contuvieran profecías, rezos o reglas para los sacrificios.
Cayeron así en sus
manos textos proféticos atribuidos a Marcial, y como estos habían atribuido
exactamente la derrota de Cannae, la totalidad de la profecía ganó crédito.
Como en los mismos textos se aconsejaba instituir juegos y ritos en honor a
Apolo, “el cual, si hacéis bien estas
cosas, exterminará los enemigos que ahora se benefician de vuestras tierras”
(45), siguieron su consejo celebrando grandes fiestas, y desde aquel momento se
introdujo un dios griego en el ciclo del panteón romano, aceptando el
ceremonial y rito helénico, algo que no tenía precedente; admitiendo al mismo
tiempo una forma divinatoria ya no de carácter jurídico formal, sino sentimental,
siguiendo el concepto de una posible comunicación directa entre un dios y un
hombre. (46)
Apolo era hijo de
Júpiter y Latona, y vino al mundo con su hermana gemela Diana en la isla de
Delos. Dios del bienestar, la literatura y las bellas artes, la belleza
masculina se representaba principalmente a través de su frágil figura juvenil.
Era el dios de los hombres cultos, a quien invocaban para obtener inspiración
divina. Como patrón de la música, su instrumento musical era la lira o cítara,
un regalo de Mercurio. Era tan atractivo y habilidoso como cruel, licencioso y
vengativo, considerado además un contumaz conductor de carros, guiando los
caballos del Sol, además de afamado arquero.
Apolo
Belvedere, 120-140 dC. Copia en mármol de original en bronce de 350-325 aC.
Museos Vaticanos. © Livioandronico2013 (Wikipedia)
Apolo es la
divinidad que aparece más a menudo en el mundo clásico ligada a la música: dios
de la inspiración poética, desde los testimonios más antiguos, como los poemas
homéricos, aparece tocando lira o cítara. La distinción de ambas suele ser
complicada en la amonedación romana, al representarse como atributo en un
tamaño pequeño, además de aparecer de forma híbrida en numerosas ocasiones. (47)
En Roma llegó a tener
dos templos. El primero, de época republicana, situado en el Campo Marcio,
cerca del pórtico de Octavia y fuera del recinto sagrado de la ciudad (pomerium), ya que inicialmente el de
Apolo era un culto extranjero.
Restos
templo Apolo Sosiano. Roma. © Shardan (Wikipedia)
Posteriormente,
Augusto dedicó en el Palatino uno de los mayores y más ricos templos
construidos en su honor, del que solo se conservan los cimientos. En este caso
se encontraba ya en el pomerium, en un lugar alcanzado por un rayo y por lo
tanto de propiedad pública, al lado de la casa de Augusto, quien lo dedicó el 9
de Octubre de 28 aC. (48)
Reconstrucción
templo Apolo Palatino. Roma. © Rome Reborn. (Mis agradecimientos a Bernard
Frischer por el uso de esta imagen).
El llamado Apolo
Barberini de la Gliptoteca de Munich se considera copia de la que presidía el
templo:
Apolo
Barberini, ss.I-II aC. Gliptoteca Munich. © B. Saint-Pol (Wikipedia)
Los ludi saeculares apollinares eran unos
juegos en su honor en Roma. Como líder de las Musas, el monte Helicón en Boecia
le era sagrado. (49)
Monte
Helicón. Grecia. © Fú Lín (Greek Mythology Wiki)
La efigie de Apolo
es sin duda, dentro de las emisiones del taller de Roma, la empleada más frecuentemente en la amonedación
clásica republicana. (50)
Cohen fecha las
acuñaciones de Pompomio Musa en 64 aC (51). Sydenham las asigna a su periodo VII,
serie 40, entre 68 y 55 aC (52), mientras que Crawford las sitúa en 66 aC. (53)
Hersch y Walker han
dado la fecha más comúnmente aceptada en la actualidad, a partir del tesorillo
de Mesagne, descubierto en 1980 en homónima localidad calabresa y compuesto por 5 940 denarios republicanos
enterrados alrededor de 58 aC. Este descubrimiento tiene una importancia
especial ya que son muy pocos los enterrados en el periodo 70-50 aC con un
número tan grande de especímenes. (54) Los autores indican que Crawford, ante
esta falta de tesorillos con un tamaño suficiente para obtener una datación
precisa, tuvo que guiarse por el estilo de las monedas, método que había
criticado cuando utilizado por motivos similares por Grueber, de Salis,
Sydenham y Alföldi. (55) Los autores del estudio añaden que hay monedas
fechadas por Crawford en los años 60-50 aC que no aparecen en este tesorillo,
poniendo de ejemplo nuestros denarios de Q. Pomponio Musa, que eran
relativamente comunes y fechados dentro de este intervalo por Crawford. Por lo
tanto, y basándose en la teoría de los tesorillos, como el insigne académico
republicano aboga, estas monedas no aparecen hasta el tesorillo de Ancona,
compuesto por 42 denarios y 5 quinarios (RRCH #344), y no se encuentran en el
de Compito, compuesto por 972 monedas, de ellas 945 denarios (RRCH #345). (56)
Por lo tanto sitúan su acuñación alrededor de una década después de la fecha
propuesta por Crawford, es decir en 56 aC. (57)
M. Plaetorio
Cestiano y Q. Pomponio Musa fueron generosos en la ornamentación de sus
numerosas emisiones. La unidad estilística del grupo reposa en el empleo de una
cabeza grande sin atributos, acompañada de símbolo y leyenda, corroborados por
elementos estilísticos de clasicismo elegante.
Zehnacker, a partir de una comparativa de
M.L. Vollenweider (58) entre la
efigie de Ceres en las emisiones de M.P. Cestiano y la de Medusa en una
amatista del Gabinete de Medallas de París que lleva la firma de Pánfilo,
elabora la teoría que el mismo es el autor de los cuños de ambos monederos. La
fecha más reciente y fidedigna de 56 aC dificulta esta comparativa.
M.
Plaetorius Cestianus. Roma, 69 aC. Denario, 3.85g. A/ Ceres, R/ Caduceo alado.
RRC 405/3b. Roma Numismatics 2, 463. © Roma Numismatics Ltd.
Ametista
Medusa. Pánfilo. © Sailko (Wikipedia)
Marabini Moevs
recalca la afinidad estilística entre el segundo Apolo de Musa (el de nuestras
Musas) y la Sibila de Torcuato, atribuyéndolo a la mano de un mismo grabador,
que a su vez también concibió la efigie en gran formato en los denarios de M.
Plaetorio Cestiano, recalcando igualmente la similitud entre Ceres y la cabeza
de Medusa, como también señalado por Zehnacker. (59)
El tipo de Apolo es
distinto en los reversos de Hércules y las Musas, no solo por el añadido de la
leyenda, el peinado, y la forma de la corona, sino por el relieve más plano y
las dimensiones ligeramente superiores de la efigie. La cohesión de una parte
de las efigies está muy clara, por ejemplo vemos a Hércules, Calíope y Erato
tocar la lira. La epigrafía rectilínea vertical acompaña asimismo a las Musas.
Zehnacker ve en
resumen dos artistas bien diferenciados: el primero con un estilo más clásico,
autor de las efigies de anverso, y que identifica con el grabador de gemas
Pánfilo; el otro, de tendencia más barroca, a cargo de los reversos. (60)
Las monedas tienen
correspondencia con numerosas representaciones en la historia del arte, sobre
todo en la antigüedad, como corroboran numerosos sarcófagos:
Sarcófago
de las Musas, s. II dC. Museo del Louvre, París. © Jastrow (Wikipedia)
otro en el Museo
Pío-Clementino del Vaticano:
Sarcófago
de las Musas. Museo Pío Clementino (Museos Vaticanos). © User:Colin (Wikipedia)
y uno más reciente
del s.III dC ahora en el Palazzo Massimo alle Terme de Roma:
Sarcófago
de las Musas. Palazzo Massimo, Museo Nazionale Romano. © JP Grandmont
(Wikipedia)
El sarcófago de la
catedral de Murcia:
Sarcófago
de las Musas. Catedral de Murcia. © Luis Inclán (Flickr)
Como último ejemplo,
el bajo relieve en mármol de la apoteosis de Homero, esculpido por Arquelao de
Príene en el s.III aC y ahora en el Museo Británico de Londres:
Apoteosis
de Homero (Arquelao de Príene), s. III aC. Museo Británico, Londres. © ML
Nguyen (Wikipedia)
Muestra a Ptolomeo y
su hermana/mujer Arsínoe III, estantes junto a un poeta sentado, flanqueado por
figuras de la Ilíada y la Odisea, con las nueve Musas arriba y una procesión de
adoradores acercándose al altar. Apolo también aparece, junto a Mnemósine, con
Zeus presidiendo toda la escena. (61)
Sobre las pinturas
de Pompeya, Miziolek (62) nos comenta que la casa de Julia Felix, cercana al
anfiteatro de Pompeya, fue desenterrada entre 1755 y 1757, para luego enterrarla
de nuevo. El nombre de la propietaria aparece en el “bando de localidades”
conservado en el Museo Arqueológico de Nápoles: “En la propiedad de Julia, hija de Spurius Felix, se alquila baño
elegante para gente bien, negocios con habitación en el primer piso (…)”. Tras
el terremoto de 62 dC, diecisiete años antes de la erupción, Julia Felix estaba
dispuesta a alquilar gran parte de su casa, mientras seguía viviendo en las
zonas más elegantes, incluido el atrio, donde, si no en las salas adyacentes, se
encontraban las pinturas representando a Apolo y las Musas. Estas se encuentran
desde principios del s.XIX en el Museo del Louvre de París. El complejo fue
finalmente desenterrado en 1953.
Las pinturas,
idealizadas, representan ocho musas (falta Euterpe) con sus atributos.
Calíope,
musa de la poesía épica. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix,
Pompeya, ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University
of Warsaw Library)
Clío,
musa de la historia. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix, Pompeya,
ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University of
Warsaw Library)
Melpómene.
Fresco, casa de Julia Felix, Pompeya. Museo del Louvre, París. © Martial
Publicus (flickr)
Erato,
musa de la poesía erótica. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix,
Pompeya, ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University
of Warsaw Library)
Terpsícore,
musa de la danza. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix, Pompeya,
ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University of
Warsaw Library)
Urania.
Fresco, casa de Julia Felix, Pompeya. Museo del Louvre, París. © Martial
Publicus (flickr)
Talía,
musa de la comedia. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix, Pompeya,
ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University of
Warsaw Library)
Polimnia,
musa de la retórica. Acuarela, copia de fresco en casa de Julia Felix, Pompeya,
ca.1785. Original propiedad Gabinet Rycin (The Print Room of the University of
Warsaw Library)
También aparece
Apolo, joven y semidesnudo, que se sienta sobre un trono dorado. Sobre su
cabeza, en la que apoya la mano en un gesto característico, porta una corona de
laurel, ya que no es solo el dios de la luz:
Apolo.
Fresco, casa de Julia Felix, Pompeya. Museo del Louvre, París. © Martial
Publicus (flickr)
sino también el protector
de poetas, músicos y estudiosos. En su papel de líder de las Musas, el dios
luminoso se denomina Musagete.
Apolo
Musagetes, s. II dC. Museo Pio Clementino, Museos Vaticanos. Ciudad del
Vaticano. © Tetraktys (Wikipedia)
Apolo inspiraba
augures y poetas de una manera más sosegada que Dionisos, y es propiamente esta
templanza la que se refleja en la pose y caras de las ochos Musas descubiertas
en la casa de Jula Felix. Todas ellas jóvenes y bellas doncellas en túnicas de
varios colores, que como Apolo portan corona de laurel en la cabeza y sus atributos
característicos en las manos.
Las efigies que
aparecen en los vasos aretinos de Cerdo M. Perenni son en cambio bastante
diferentes en casi todos los casos. Se supone que no debieron fabricarse a
mucha distancia del año 29 aC, cuando L. Marcio Filipo dedicó el templo de Hércules
Musarum tras restaurarlo, pero de ser así las representaciones deberían
asemejarse a las estatuas que Nobilior trajo, cuando no es así.
Vaso
aretino. Cerdo M. Perenni Tigrani. © G. Pucci
Marabini Moevs
argumenta, basándose en las variaciones estilísticas en las Musas de Pomponio,
que estas no representan las Musas de Ambracia, asociación que sí da a los
vasos aretinos de Cerdo Perennio. (63)
Por lo tanto, si
Perennio se inspiró en los hechos de 29 aC, no debió conocer las estatuas
originales o se inspiró en otros modelos. Las figuras presentan la particularidad de llevar sus nombres
inscritos en griego. Clío y Talía se hicieron con el mismo punzón, y el resto
recuerdan de manera precisa las que aparecen en la base de Mantinea, de la
escuela de Praxíteles, y descubierta en Arcadia. (64)
Apolo,
escita y Marsyas. Base de Mantinea. Taller de Praxíteles, 330-320 aC.© Marsyas
(Wikipedia)
Musas.
Base de Mantinea. Taller de Praxíteles, 330-320 aC.© Marsyas (Wikipedia)
Musas.
Base de Mantinea. Taller de Praxíteles, 330-320 aC.© Marsyas (Wikipedia)
La localización del
templo de Hércules Musagete cerca del circo Flaminio se muestra en un fragmento
de la Forma Urbis, un enorme plano de Roma en mármol de época severiana.
Forma
Urbis Romae. © Stanford Digital
Mapa
Roma s.III dC, con localización templo Hércules Musarum © ColdEel&Joris
19191 (Wikipedia)
Plinio, en su
Historia natural, nos dice: “Cerca del
pórtico de Octavia hay un Apolo, por Filisco de Rodas, situado en el templo del
mismo dios; una Latona y Diana; las Nueve Musas; y otro Apolo, desnudo”. (65)
Martina, siguiendo
la cronología de Eumenio, comenta que el hecho que Fulvio erigiera el templo en
el circo Flaminio, es decir el lugar del que partían los triunfos, demuestra
que quería relacionar el templo con su victoria en Etolia. Lo que le lleva a
pensar en dos posibilidades: que tal iniciativa pudiera datarse durante la
época del ataque de Lépido contra la petición del triunfo de Nobilior, en 187
aC; o que tuviera lugar en época del discurso de Catón, en 179 aC, poniendo en
duda la legitimidad de su título honorífico al considerar que Ambracia no había
sido tomada por la fuerza sino mediante pacto, por lo que el triunfo no estaría
justificado. Esta última hipótesis puede tener más peso ya que los imperatores de la época ostentaban una
devoción particular a Hércules, en especial Herculis
invictus. Pero Nobilior no dedicó el templo simplemente a Hércules, sino a
Hércules Musarum, que conserva las peculiaridades del guerrero. De la misma
época son los escritos de Ennio, que como hemos visto había acompañado a Fulvio
en su expedición griega, quien introduce en sus Anales el culto a la Musas como
divinidades inspiradoras, por lo que la fundación del templo también pudo estar
influenciada por el debate cultural existente esos años. (66)
Ovidio también nos
refiere su localización en el Ars Amandi,
donde se escandaliza de la venta de pelucas "delante de los ojos de
Hércules y el coro virgíneo". (67)
L. Marcio Filipo,
tras su triunfo por las victorias en España de 33 aC, y en medio de una
probable remodelación del Pórtico de Filipo, emprendió la restauración del
templo de Hércules Musarum, por lo que no podemos asegurar que la estructura
original republicana se correspondiera exactamente con la que nos ha llegado de
época severiana.
Observando los
fragmentos de la Forma Urbis, se nota que el templo tenía una planta de gran
originalidad, caracterizado por una estructura “a tenaza” que se desarrolla
alrededor de la celda y que se abre, en la parte posterior, a una exedra semicircular
(“auditorium” de la schola poetarum,
es decir, la sala de reuniones y declamaciones de los poetas, reunidos en el
lugar donde se rendía culto a sus protectores), y en la anterior dos salientes
alargados de mampostería con prominencias rectangulares en cuyo interior parece
reconocerse el edículo bronceo dedicado según la tradición al mítico soberano Numa, que el mismo Nobilior
había trasladado del santuario de las Camenas. (68)
Detalle
templo Hércules Musagete. Forma Urbis Romae. © Stanford Digital
Templo
Hércules Musarum. Reconstrucción de Maquettes Historiques. © André Caron
Tamm considera que
las estatuas de las Musas estaban colocadas en el muro que rodeaba el patio,
mucho más visibles en ese lugar, a imagen y semejanza de la arquitectura griega
donde se colocaban en alto las estatuas de las ninfas. (69)
No menos extraño
para la época es el templo en sí, cuya planta circular sobre un podio elevado quizá
asemejó originalmente los tholos griegos
de columnata abierta, para posteriormente cerrarlos con un muro. El todo
precedido por un pronaos rectangular
tetrástilo, con lo que el conjunto recuerda el templo de la Fortuna Huiusce Dei en el área sagrada
de Largo Argentina:
Templo
Fortuna Huiusce Dei. Área republicana Largo Agentina, Roma. © Raimundo Benzal
Martínez
y el famosísimo
Panteón mandado construir por Agripa. (70)
Panteón,
Roma. © Raimundo Benzal Martínez
La magna obra de
Carandini (71) nos da una idea del templo:
Detalle
mapa de Roma, con templo de Hércules Musarum en la parte superior izquierda.
Atlante di Roma Antica (A.Carandini). Mi más sincero agradecimiento a José
Ramón Hernández Correa por proporcionarme la imagen. © Mondadori Electa.
Templo
de Hércules Musarum en 33aC y en 81-96dC. Atlante di Roma Antica (A.Carandini).
Mi más sincero agradecimiento a José Ramón Hernández Correa por proporcionarme
la imagen. © Mondadori Electa.
Marabini Moevs considera
muy probable la tesis de B. Tamm, que el aedes
Herculis Musarum se convirtió en un collegium
poetarum y que la imagen del mismo sí que se corresponda con la que aparece
en la moneda de Pomponio. (72)
Gobbi (73) señala
que antes de la construcción del templo no había referencias a un Hércules
retratado en explícita y exclusiva compañía de las Musas, y lo distingue del
Hércules músico, poniendo asimismo en duda que en la base de Mantinea las que
aparezcan sean las Musas, concluyendo que ni en el mundo griego ni el romano,
anteriormente a la dedicación del templo romano, existía asociación alguna
entre Hércules y las Musas. Las obras anteriores conocidas en que aparecen
juntos, como un grupo de Damofonte en Grecia, y el grupo que Livio comenta
realizado por Filisco de Rodas, tienen como lazo de unión a Apolo para que el
conjunto funcione. Por lo tanto, Gobbi concluye que en el templo de Hércules
Musarum se presentaban las Musas traídas por Nobilior y una estatua de Hércules
ya situada en el templo preexistente. Pomponio realiza pues, en sus
acuñaciones, una asimilación entre el Hércules Musarum y el músico, grabando al
primero con una cítara en sus manos, una representación que hasta entonces, y
en solitario, había aparecido solo en contadísimas ocasiones en el mundo
greco-romano. La única pieza que puede asociarse específicamente a un conjunto
de Musas con Hércules en un templo aparece en una pequeña gema con la imagen de
una Musa (y, por extensión, de todas ellas) con otra de Hércules en un segundo
plano en el interior de un templo.
Musa
tocando la lira, con una estatua de Hércules sobre columna detrás. Piedra de
anillo, 30aC-200dC, sobre anillo de oro moderno. Museo Thorvaldsen, Copenhague.
© Lennart Larsen, Museo Thorvaldsen.
También Harlan (74) se
extraña que Hércules aparezca como líder de las Musas siendo el presunto
asesino del hijo de una de ellas. Eumenio, el retórico galo, comenta alrededor
de 297 dC que cuando Nobilior estuvo en Grecia aprendió que Hércules era un
Musageta, lo que implicaría que ese rol era desconocido para los romanos: “El famoso Fulvio Nobilior construyó el
templo de Hércules, amigo de las Musas, en el circo Flaminio, usando fondos que
tenía disponibles como censor. No lo hizo solamente por ser amante de la literatura
y un gran amigo del poeta Ennio, sino porque mientras en campaña en Grecia
conoció al Hércules ‘Musagetes’, esto es, el Hércules compañero y líder de las
Musas. Como resultado, fue el primer romano en consagrar nueve estatuas de las
Musas, traídas a Roma desde Ambracia en la Grecia occidental, bajo la
protección del poderoso espíritu de Hércules – como es en realidad el caso, ya
que ambos dominios debían apoyarse mutuamente con las características de cada
uno: la tranquilidad de las Musas está salvaguardada por la protección de
Hércules, y los hechos de Hércules son dados a conocer por las musas”. (75)
Plutarco, en sus
“Cuestiones” dentro de los “Moralia” (obras morales y de costumbres) se
pregunta el por qué Hércules y las Musas tenían un altar en común, sugiriendo
si fue debido a que aquel enseñó al pueblo de Evander el arte de escribir, quienes
a su vez enseñaron a amigos y familiares, considerando el alfabetismo como algo
honorable, mucho antes de que empezara a enseñarse mediante pago. (76)
Esto parece demostrar
que tanto griegos como romanos no entendían el templo romano de Hércules y las
Musas. Harlan (77) se cuestiona si la estatua pertenece en efecto a las mismas,
ya que pudo no estar relacionada al formar parte del botín de más de mil estatuas
tomadas en Ambracia. ¿Era una estatua de culto sagrado o la pieza de un
particular? El colegio de pontífices trató de averiguarlo en 187 aC, instigados
por M. Lépido, quien, como hemos visto anteriormente, intentó negarle su
triunfo acusándole de haber permitido el pillaje por toda Ambracia aun habiendo
alcanzado un tratado de paz. Finalmente, aquellas estatuas que el colegio de
pontífices consideró sagradas se recolocaron en templos de la urbe.
Livio (78) nos
cuenta también que Numa, que se retiraba frecuentemente en solitario a una cueva de una arboleda bañada por un
arroyo perenne, consagró el lugar a las Camaenae,
diosas nativas que Ennio invoca, y que según Harlan (79) se habían identificado
con las musas griegas y cuando Nobilior transfiere su altar al templo esta
identificación se fortalece. Para confirmarlo, Servio, en su comentario a la
Eneida de Virgilio, nos dice que el altar fue transferido por Numa, y que después
de ser alcanzado por un rayo, se trasladó al templo de Honos y Virtus, para luego
trasladarlo finalmente Fulvio Nobilitor a su emplazamiento definitivo. (80)
Este autor es el único que cambia parcialmente el nombre del templo, al que
denomina aedes Herculis et Musarum,
en lugar del más extendido aedes Herculis
Musarum. (81) Tamm también incluye otras acepciones usadas en la
antigüedad: Herculis, Musarum o Camenarum. (82)
NOTAS
(2) Livio. Op.cit., book 38, 3-11.
(4) Marabini Moevs, M.T. “Le
Muse di Ambracia”, p.3. BdA 66, 1981.
(6) Cavedoni, C. “Saggio di osservazioni sulle medaglie di famiglie
romane ritrovate in tre antichi
ripostigli dell’agro modenese”, p.171. Eredi Soliani.
Módena, 1829.
(7) Grueber, H.A. “Coins
of the Roman Republic in the British Museum”, vol. I, ps.441-6. The Trustees of the British Museum. Oxford,
reimpr. 1970.
(8) Borghesi, B. “Oeuvres
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Bene valeas.