lunes, 4 de julio de 2011

Una lacra que no cesa

Ave.

Ya desde la antigüedad, el valor intrínseco de las monedas, es decir el valor del metal con que estaban acuñadas, a diferencia del valor fiduciario que tienen las monedas actuales, era un aspecto extremadamente apetitoso para fomentar su falsificación. Se utilizaban para ello metales de menor valor para posteriormente recubrir la moneda con un baño del metal oficial del tipo en cuestión. En determinados momentos de la historia incluso los gobiernos realizaron esta operación, por supuesto sin propaganda alguna.
Claro que en aquella época los castigos eran severos, llevando a cercenar manos e incluso a la pena capital, para aquellas personas condenadas por falsificación.

El mundo del coleccionismo de moneda antigua en la actualidad no se libra de esta lacra, es más, en los últimos años y debido al avance tecnológico, se hace más y más complicado el poder distinguir una moneda auténtica de una falsa. Normalmente las monedas por fundición dejan rastros que no escaparán al ojo experto, pero la moneda falsa acuñada puede presentar muchas más dificultades incluso ante ojo expertos.
Una primera barrera contra las falsificaciones es acudir a comerciantes de confianza, que garanticen la autenticidad de las piezas de por vida, y en caso de probarse falsas, devolver el dinero, aun varios años después de la venta original.

Las falsificaciones han repuntado recientemente. Quizá uno de los casos que más publicidad ha recibido es una decadracma griega retirada de la pretigiosísima subasta americana Triton XIV a principios de año, que había sido bendecida anteriormente por el mayor experto en moneda siracusana del mundo, y más recientemente en una proliferación de monedas falsas y gran cantidad de clones de monedas auténticas en el apartado de hispánica/ibérica, de las cuales también han sido víctimas casas de subasta españolas de reconocido prestigio, como Jesús Vico SA en su última subasta.

Tenemos que distinguir entre falsificación y reproducción. Una falsificación es toda moneda no emitida por el Estado en cuestión. Estas las diferenciamos en moneda falsa antigua y moderna. La moneda falsa antigua tiene en estos momentos una percepción histórica, ya que de ellas también se puede saber más sobre los sistemas sociales y económicos de la época. La falsa moderna en cambio engaña al coleccionista y al estudioso, incluso si ese no era su objetivo primordial. Una reproducción es una copia de una moneda realizada a sabiendas que se va a vender como copia, y que lleva una marca identificadora como tal bien visible en el anverso o el reverso de la moneda. Las reproducciones que no la lleven, son a mi enteder falsificaciones en toda regla, y varias de ellas han sido culpables de los últimos desaguisados de los que hablamos arriba.

Los países de nuestro entorno tienen leyes muy diferentes con respecto al tratamiento de la falsificación de moneda. En España no está penado el falsificar moneda que no esté en circulación; por otra parte, entra en el concepto de estafa el vender moneda falsa haciéndola pasar como auténtica, siempre que exista dolo, es decir, que el vendedor sepa a priori que la moneda es falsa, a menudo harto complicado de probar.

Centrándonos más en nuestro país, el cambiar las leyes nacionales con respecto a moneda antigua va a ser complicado, ya que no entra en las prioridades immediatas de ningún partido político, por lo que se necesita una acción conjuntada entre coleccionistas y comerciantes para colaborar en la identificación de monedas y/o vendedores sospechosos. Solo así se podrá acabar con esta lacra.

En el último mes, y debido a la publicidad alcanzada por las falsas coladas en subastas, este movimiento ha empezado a surgir, si bien por el momento casi exclusivamente a partir de la experiencia y aportaciones de coleccionistas más que de comerciantes.

Desde aquí felicitar la labor que está realizando una página web española, http://www.denarios.org/, que a través de su foro asociado está construyendo una base de datos de clones por microfusión, falsas acuñadas modernas, etc. de moneda ibérica e hispánica a partir de la experiencia y aportaciones de muchos de sus usuarios.

Aprovechando la coyuntura actual no está de más volver a hacer un llamamiento a los comerciantes españoles para que se sumen a la lucha y se impliquen de lleno, aportando sus valiosos conocimientos y sus bases de datos históricas después de muchos años de operación.

Bene valeas.

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